Teníamos pendiente desde hace meses visitar la cuna del arroz valenciano: el poblado de El Palmar. Situado a 30 minutos de Valencia en un enclave emblemático de la Comunidad Valenciana: el Parque Natural de la Albufera, El Palmar es una parada obligatoria para cualquier visitante ya que es mundialmente conocido por sus arroces. El pueblo en sí carece de grandes y bellos edificios históricos pero sorprende por la abundancia de restaurantes y bares que ofrecen una variedad de platos típicos de la zona o platos internacionales.
En esta ocasión decidimos ir a comer de menú al restaurante Bon Aire y dimos en el clavo! El restaurante estaba muy animado para ser un martes de agosto lo que nos dio confianza. Fuimos bien recibidos, nos invitaron a sentarnos en su amplia terraza y nos tomaron nota bastante rápido. Elegimos de los dos menús que ofrecen el Albufera que incluye 5 tapas diferentes para compartir, un arroz seco o meloso, postre, bebida, café y pan por 28€/persona.
Las tapas incluidas en el menú son: ensalada valenciana, chipirones con habas, all i pebre, puntilla (porque se habían quedado sin esgarraet) y pan con tomate y all i oli. Todo muy rico y abundante, tal vez demasiada cantidad para dos ya que todavía faltaba el plato estrella : el arroz.
Nos decantamos por el arroz meloso con fesols i naps (alubias y nabo) que nos lo sirvieron en un perol (cazuela) de un tamaño impresionante, había arroz para 3-4 personas pero estaba tan rico con su carne de pato mechada que nos lo comimos todo.
Estábamos llenísimos pero todavía faltaba la degustación de postres que no tardó en llegar y consistía en: tarta de queso con mermelada de arándanos, tarta de almendras y tarta 3 chocolates, delicioso. Estuvimos comiendo unas 4 horas y acabamos muy llenos así que aprovechamos para darnos un paseo por la pinada del parque natural de la Albufera y por la playa de El Saler, un recorrido precioso!
Nuestra recomendación es pedir a la carta si no sois muy glotones porque los arroces tienen muy buen tamaño y acompañados de una tapa y un postre es más que suficiente.