Se encuentra en Londres al lado de Harrods, en la zona donde se concentra la mayoría de la población árabe. Ya que estábamos por los alrededores, decidimos que era el mejor sitio para probar en la ciudad londinense la comida de oriente próximo, en concreto cocina Libanesa.
El local era muy clásico y bonito, pero realmente es el primer sitio que vamos a decir “no os lo recomendamos”. La cosa empezó realmente mal, a pesar de que era un sitio caro en el que supuestamente estábamos pagando una atención personalizada, los camareros fueron groseros y nos dejaron completamente desatendidos. Éramos la única mesa de occidentales y lo gracioso es que cada vez que queríamos algo casi nos teníamos que levantar, mientras que, en las mesas de alrededor los camareros estaban extra atentos, incluso rellenando las copas de agua de los comensales después de cada trago.
Para comer pedimos hummus tradicional y un kebab variado de carne. Para evitar confusiones kebab significa una parrillada de carne especiada en plato con pan árabe.
Honestamente considero que el hummus me sale bastante bueno, pero vamos, hasta en Mercadona está mejor, y os recuerdo que estábamos en un restaurante de “lujo”.
Además, nos sirvieron sin pedirla una Rocket salad, es decir un plato que no pedimos y nos cobraron a precio de oro. Se trataba de un plato en el centro de la mesa con verdura entera sin cortar a modo self service, que creímos que era de decoración y no nos comimos.
En definitiva, decir que fue una experiencia muy mala, y eso que tengo experiencia en este tipo de comida, ya que me encanta. Mi recomendación por tanto es que no vayáis, ya que además de caro os tratarán mal.