Apasionados de Mallorca, de sus gentes, de sus paisajes y de su comida, no podíamos no volver a un restaurante que ya nos encantó por primera vez, Sa Fàbrica. El restaurante es el sueño del chef Marcel Ress, ganador de la tercera edición de Topchef. Se encuentra situado en la localidad de Inca, en el interior de la isla, concretamente en una antigua fábrica textil, Fàbrica Ramis, que sigue la línea arquitectónica muy industrial sin dejar de ser un lugar de lo más cosmopolita.
Sa Fàbrica, ofrece menús sencillos de comida tradicional con productos de calidad a precios asequibles y para todos los públicos. Además, el concepto de cocina abierta nos permitió contemplar al propio chef emplatando y dirigiendo a su equipo.
Por otro lado, el servicio fue impecable. Siempre atentos y muy cercanos, interesándose en todo momento por nuestra comodidad y opinión sobre los platos.
En esta ocasión, degustamos el menú de noche de 5 platos que fueron los siguientes:
En primer lugar, y a modo de aperitivo, nos sirvieron una mantequilla casera de curry que estaba muy sabrosa y cremosa. La verdad que nos llamó la atención por la mezcla de ingredientes y sabores.
A continuación, unas albóndigas de ternera rebozadas con frutos secos de dukkah. El dukkah es una mezcla característica de frutos secos y semillas muy empleado en la cocina de Oriente Medio, ya que incluye especias y sabores típicos de esta zona. Estaban realmente sabrosas y con un toque crujiente diferente.
El siguiente plato fue un gazpacho de sandía, sardina ahumada con picadillo de pimientos y cebolla. Habíamos probado ya gazpachos hechos a base de fruta, pero este realmente nos sorprendió al ser tan refrescante y ligero pero sobre todo por la mezcla de sabores que resultaba en boca al comer todo junto.
Continuamos con un risotto quemado con ciruela macerada y helado de foie grass. Podía parecer un risotto cualquiera pero el helado de foie grass hacia de él un plato 10 y muy original.
El cuarto plato, estando en Mallorca, no podía faltar el pescado. Negret (Negrito), con setas encurtidas, almejas, consomé de lima, cebollino y mermelada de naranja. Todo un descubrimiento, se trataba de un pescado blanco, con un sabor muy suave y sin apenas espinas. Además, la combinación con el resto de ingredientes y el toque de naranja nos encantó.
En cuanto al plato de carne se compuso de presa, con acelga roja, remolacha, puré de ajo tostado y crumble de cebolla con salsa demi-glace. En nuestra opinión fue el plato que menos nos gustó, simplemente por los sabores que ofrecía, ya que eran más “típicos” . Sin embargo, en su conjunto estaba muy bueno de sabor y las técnicas de cocinado eran muy elaboradas.
Para finalizar, terminamos con dos postres muy diferentes entre sí:
Por un lado, helado de grosella con gelatina de rosas, jengibre y doca. La presentación de este postre fue muy original, así como la mezcla de sabores.
Y por último, lingote de chocolate con albaricoque fresco, helado de coco y tierra de chocolate. También fue realmente bueno, sobre todo por sus diferentes texturas aunque los ingredientes fueran más comunes.
En definitiva, si estáis de visita por la isla es un restaurante imprescindible, la relación calidad precio es inmejorable y con unos productos de mucha calidad. Además destacaría el trabajo que hay detrás por parte del chef y su equipo para descubrir la combinación de sabores que hacen que cada plato sea único. Una experiencia gastronómica 100% recomendable.